¿Cómo se realiza la cata de vinos?
La cata de vinos es, quizás, una de las disciplinas más populares y a la vez más misteriosas dentro del mundo de esta popular bebida.
¿Cómo logran los catadores identificar todos esos rasgos ocultos? ¿Cómo es posible que, tan solo con el aroma, ya sean capaces de identificar todos los ingredientes de un vino, así como definir su calidad, variedad y bodega?
Parecen habilidades casi mágicas. Sin embargo, si bien conlleva muchos años de preparación para desenvolverse como un profesional, la cata de vinos es una actividad que también puede realizarse de forma aficionada, como un hobby.
Por lo tanto, no hay excusa para no zambullirse de lleno en este interesantísimo mundo y disfrutar de todos los matices y sabores que el vino tiene para ofrecer.
Por eso, a continuación listamos algunas de las etapas -o fases- claves de una cata de vinos, que toda persona, ya sea aficionado o profesional, debe seguir.
Fase visual de la cata de vinos
La frase “la comida entra primero por los ojos” es conocida por todos. Bueno, con los vinos ocurre exactamente lo mismo.
Y es que, justamente, la primera etapa de una cata de vinos bien elaborada consiste en apreciar el aspecto de la bebida.
Para eso, lo que se debe hacer es inclinar la copa unos 45 grados, agarrándola por la base para no calentar el vino, y ponerla sobre un fondo blanco.
Al ver cómo la luz se refleja en el vino, la idea es poder identificar aspectos como sus tonalidades y su densidad, a partir de las cuales se pueden descubrir muchas características interesantes, como la edad del vino o su graduación alcohólica.
Fase olfativa
Al apelar al olfato, se pueden identificar tres tipos de aromas descriptores: los frutales, los de fermentación y los de crianza.
En una cata de vinos se deben contemplar todos esos aromas, recurriendo a la memoria olfativa para revivir aromas ya conocidos y descubrir nuevos.
La forma de hacer esto es introduciendo levemente la nariz en la copa para apreciar, en primera instancia, las fragancias más ligeras.
Luego, se debe mover el vino dentro de la copa, girándola para que la bebida libere todas sus esencias.
De esa forma, al volver a introducir la nariz en la copa, inspirando rápida pero profundamente, se podrán percibir todos los demás matices de forma clara.
Otra parte esencial de la fase olfativa se produce antes de comenzar con la cata de vinos en sí misma.
Dada su capacidad de absorción y el largo tiempo de exposición que tuvo ante la bebida, oler el corcho al abrir el vino puede revelar nuevos matices que de otra forma serían muy difíciles de percibir.
Fase gustativa
Como ya se habrá visto, la cata de vinos es mucho más compleja que simplemente tomarlo.
Sin embargo, eso no quiere decir que la ingesta del vino no sea una parte fundamental de la experiencia.
La idea es que la cata le permita al comensal percibir los cuatro gustos que el vino suele exhibir: dulce, salado, ácido y amargo.
Al mismo tiempo, es en este momento en el que todos los sabores de las frutas, la madera y todos los ingredientes del vino se amalgaman en uno solo, permitiendo identificarlos tanto de forma individual como en un todo armónico.
Los catadores expertos siempre recomiendan contener el vino en la boca durante unos segundos, para poder apreciar tanto su textura como sus sabores de manera más exacta.
De esta forma, se podrá clasificar al vino como uno más ligero o con mayor cuerpo, así como evaluar la persistencia de cada uno de sus sabores.
Luego, a la hora de tragar, es cuando se percibe lo que se conoce como el final del vino, ese último gustito que te deja en la boca y que resume toda la experiencia.
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